La superioridad en el centro del campo permitió a los de Guardiola imponerse una vez más a su máximo rival. Mourinho sigue sin encontrar el método para derrotar al Barça.

Todo ello a pesar de que el equipo de Mourinho se adelantó en el marcador a los 30 segundos gracias a un error de Víctor Valdés. Pero el Barça no se impacientó y comenzó a hacer su fútbol. Pep destacó en la rueda de prensa que su equipo había preparado el partido para jugar con tres defensas, demostrando su valentía a pesar de visitar el Bernabéu. Y así fue. Alves abandonó la defensa para actuar de extremo. Además de él, el Barça reunió en el centro del campo a otros cinco jugadores: Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc y Messi. Estos seis jugadores se juntaron en la medular para iniciar el juego, asociarse y desbaratar la presión del Madrid.
De esta manera, el conjunto blaugrana se apoderó de la posesión y comenzó a triangular con superioridad en la zona ancha. Xabi Alonso y Lass no daban abasto para frenar las jugadas de su rival, que campaba a sus anchas en el Bernabéu. Es prácticamente imposible aguantar noventa minutos con esta inferioridad en el centro del campo ante el mejor equipo del mundo. Mou debería haber previsto esto. Quizá hubiese sido mejor colocar el trivote (Lass, Alonso, Khedira) o haber incluido en el once a Granero para intentar reducir la superioridad culé en la zona ancha del campo.
Hasta el empate, el Madrid aguantó bien a su rival, presionando arriba para evitar la salida del balón y administrando su ventaja en el marcador. Pero tras el gol de Alexis, el Barça ganó en confianza y empezó a entonarse, mientras el equipo blanco bajaba en intensidad debido al cansancio provocado por su inferioridad en el centro del campo. Comandados por Iniesta, los de Guardiola se impusieron en todas las facetas del juego y borraron del campo a su rival, sobre todo tras el descanso. La presión blanca ya no podía enturbiar el juego de los blaugrana, y el Madrid comenzó a diluirse. El 1-2 llegó tras un golpe de suerte (la volea de Xavi toca en Marcelo y despista a Casillas), pero no por ello fue desmerecido. A partir de entonces, el Barça comenzó a tocar el balón más y mejor, gustándose hasta conseguir que los de Mourinho desaparecieran del partido. Hasta que llegó el tercero, cuando Cesc culminó una gran jugada colectiva tras centro de Alves.
Así pues, Mourinho sigue sin encontrar la fórmula para imponerse al Barça. Y es evidente que la necesita si quiere reinar en el fútbol español y europeo, donde actualmente el conjunto culé es el mejor.