lunes, 12 de diciembre de 2011

Todo sigue igual tras el Clásico


La superioridad en el centro del campo permitió a los de Guardiola imponerse una vez más a su máximo rival. Mourinho sigue sin encontrar el método para derrotar al Barça.

Parecía que el Real Madrid, esta vez, sí estaba preparado para medirse al Barcelona en condiciones de igualdad. Incluso, había quien lo consideraba como favorito para el gran Clásico del Bernabéu. Pero, una vez más, el enfrentamiento entre los grandes de la Liga ha servido para comprobar que el equipo catalán está a otro nivel, que su fútbol de escuadra y cartabón es el mejor que se practica y se ha practicado jamás. La superioridad visitante fue tan notoria que nadie en el seno del conjunto blanco discutió la justicia de su victoria. El Madrid acabó sintiéndose impotente ante la calidad de su rival, y no es la primera vez que ocurre últimamente. Tal y como señala Alfredo Relaño en su editorial del lunes en el diario As, la duda ahora es si el conjunto blanco está en el camino para derrotar al Barça. “Mourinho ha hecho un equipo físico, vigoroso, que ganaría al Barça en todos los registros atléticos. Pero en fútbol, el Barça está por delante y cara a cara lo impone”.

Todo ello a pesar de que el equipo de Mourinho se adelantó en el marcador a los 30 segundos gracias a un error de Víctor Valdés. Pero el Barça no se impacientó y comenzó a hacer su fútbol. Pep destacó en la rueda de prensa que su equipo había preparado el partido para jugar con tres defensas, demostrando su valentía a pesar de visitar el Bernabéu. Y así fue. Alves abandonó la defensa para actuar de extremo. Además de él, el Barça reunió en el centro del campo a otros cinco jugadores: Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc y Messi. Estos seis jugadores se juntaron en la medular para iniciar el juego, asociarse y desbaratar la presión del Madrid. 

De esta manera, el conjunto blaugrana se apoderó de la posesión y comenzó a triangular con superioridad en la zona ancha. Xabi Alonso y Lass no daban abasto para frenar las jugadas de su rival, que campaba a sus anchas en el Bernabéu. Es prácticamente imposible aguantar noventa minutos con esta inferioridad en el centro del campo ante el mejor equipo del mundo. Mou debería haber previsto esto. Quizá hubiese sido mejor colocar el trivote (Lass, Alonso, Khedira) o haber incluido en el once a Granero para intentar reducir la superioridad culé en la zona ancha del campo. 

Hasta el empate, el Madrid aguantó bien a su rival, presionando arriba para evitar la salida del balón y administrando su ventaja en el marcador. Pero tras el gol de Alexis, el Barça ganó en confianza y empezó a entonarse, mientras el equipo blanco bajaba en intensidad debido al cansancio provocado por su inferioridad en el centro del campo. Comandados por Iniesta, los de Guardiola se impusieron en todas las facetas del juego y borraron del campo a su rival, sobre todo tras el descanso. La presión blanca ya no podía enturbiar el juego de los blaugrana, y el Madrid comenzó a diluirse. El 1-2 llegó tras un golpe de suerte (la volea de Xavi toca en Marcelo y despista a Casillas), pero no por ello fue desmerecido. A partir de entonces, el Barça comenzó a tocar el balón más y mejor, gustándose hasta conseguir que los de Mourinho desaparecieran del partido. Hasta que llegó el tercero, cuando  Cesc culminó una gran jugada colectiva tras centro de Alves. 

Así pues, Mourinho sigue sin encontrar la fórmula para imponerse al Barça. Y es evidente que la necesita si quiere reinar en el fútbol español y europeo, donde actualmente el conjunto culé es el mejor.